Participante: MDC
Blog: http://librosintinta.blogspot.com
Título de texto: “La iluminación divina”
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Siempre que no tenemos nada que hacer e inclusive cuando si lo tenemos, se presentan de vez en cuando unas terribles ganas de escribir, terribles para quien cree que a la hora de sentarse a escribir, se dará cuenta de que su mente está en blanco y que definitivamente terminará haciendo dibujitos en la hoja en donde se suponía, iba la gran historia que se quería contar. Al final terminamos levantándonos del asiento, tirando a la basura los intentos de Naruto que hicimos y que al fin y al cabo tampoco nos gustaron, bueno, ahí nuestro drama comienza. “El bloqueo mental” “Mente en blanco” o “El bloqueo del escritor”, las personas se han tomado mucho tiempo eligiendo los nombres perfectos para ésta “enfermedad”, habrá que ver porque, ya que no es para menos. Cualquier forma que se utilice para nombrar tan horrible enfermedad siempre seguirá refiriéndose a una cosa “La falta de ideas concretas para un propósito determinado”. Suena fácil, pero no lo es. Para algunas personas es muy sencillo escribir lo primero que se les viene a la cabeza y ya con eso cubrieron la cuota del día, claro que no cuentan los chistes, palabras malsonantes, etc. Si no más bien ideas que se vengan a nuestra cabeza como emociones, pensamientos, alucinaciones si es que las tenemos, predicciones si contamos con el don o ya en última instancia y si somos normales, alguna descripción de la futura novela que haremos. Entonces ¿De dónde sale ese bloqueo a las ideas? Simplemente tendremos que voltear a nuestro alrededor para encontrar al culpable de nuestro fracaso literario, si, exacto, la misma que quizás nos inspire una que otra vez “La vida misma”. Ahí podemos encontrar la inspiración y también la podemos perder. Prestémosle mucha atención a la televisión, radio, anuncios luminosos, vendedores ambulantes, problemas de nuestra familia, los vecinos, nuestro hermano, el mundo y luego los nuestros y veremos para empezar, lo difícil que es encontrar un ratito de paz para mínimo sentarnos pensar que escribir.
Ya que se logra el enorme paso de sentarnos con una hoja en blanco, no hay porqué escatimar en lo que debe de estar plasmado ahí, definitivamente de un minuto a otro no saldrá un Best Seller, pero si se puede apostar a que, dedicándole tiempo, después podríamos unir todos esos fragmentos que escribimos de manera individual cada vez que nos propusimos hacerlo. Cuando se lleva a cabo ese sagrado acto llamado escribir, hay que tener varias cosas en cuenta. La luz divina no solo nos puede llegar si a la fuerza intentamos que salga algo bueno de nuestra cabeza, podemos darle una ayudadita y después rezar porque salga lo mejor posible para no editar tanto en un futuro.
A continuación mis consejos para ti, que en éste momento sufres ese trauma post-televisión, post-escuela o post- lo que sea que te impide redactar la novela tipo Crepúsculo que siempre quisiste escribir.
La música si funciona y lo hace bien. Reúne en un CD a tus grupos favoritos, las canciones con más significados en letra y ritmo, así como aquellas que representan algo especial para ti. Éstas aunque no lo creas, te brindan algo de información, además de relajación o cierto tipo de emoción mientras piensas, no se nota pero la música influye. De igual forma lo hace un lindo jardín con florecitas, un verde prado a las orillas de un río, una montaña o un parque. Qué se yo, algo que te inspire emociones fuertes, que te invita a ir a sentarte bajo un árbol y comenzar a escribir sin parar. Oliendo a pasto recién cortado, el aire fresco en tu cara y una soda helada a tu lado.
A mí me funciona, y funciona bastante bien. Por ejemplo el lugar más curioso en donde pude haber encontrado “La luz”, fue en el baño mientras me ponía pijamas, fue un clic en mi cerebro que desató una escena completa de una novela que estaba escribiendo, cabe decir que pasé las siguientes seis horas de mi vida escribiendo como loca en las hojas que me iba encontrando por toda mi casa, todavía no tengo explicación para eso ni los científicos que se tomaron la molestia de monitorear mi cerebro para ver cómo funcionaba. En fin, retomando al punto de la recuperación de ideas. La lluvia también da resultados, claro que dependiendo de la persona. A mí en lo particular influye en mi estado de ánimo, mientras llueve me siento en el balcón de mi cuarto y conforme me adapto al momento comienzo a escribir, tenga o no que ver con algo determinado, solo dejo la mano correr. No hay pierde con éstas técnicas, siempre saldrá algo positivo de la expresión de ideas, lo que siempre digo es “Escribe lo que se te venga en gana, no te preocupes por si alguien te lo rechaza. Total, siempre habrá unos miles más que se identificarán contigo”.
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